jueves, 16 de abril de 2009

Andrés Ramos: En el 50 aniversario de la ordenación sacerdotal de D. Antonio Mª Rouco


El 28 de marzo de 1959, hace exactamente cincuenta años, el gallego D. Antonio Mª Rouco Varela, era consagrado sacerdote de Jesucristo. La Archidiócesis de Madrid ha querido celebrar un homenaje de acción de gracias a Dios, justamente el pasado 27 y 28 de marzo. Hemos dado gracias con el Sr. Cardenal en esta gozosa efeméride de su ordenación sacerdotal. Han sido dos jornadas intensas que nos han dado la oportunidad de recordar, y sobretodo de agradecer, tantos acontecimientos vividos en estos años. La colectividad gallega en Madrid ha tenido también el deseo y la iniciativa de celebrar, desde el afecto y la amistad que nos une a la persona de D. Antonio, un sincero homenaje, pues, como gallegos y miembros de esta iglesia diocesana de Madrid, siempre hemos sentido la presencia, la cercanía y el afecto de su solicitud del pastor.

Especialmente importante me parece evocar algo que seguro todos nosotros compartimos con el Sr. Cardenal: nuestras raíces familiares y raíces cristianas, que tienen en la tierra gallega, una honda raigambre. Recordar lo que guardamos en la memoria y en el corazón: nuestra formación, la recibida en nuestras casas, en las parroquias y en las escuelas.
-
He tenido la gran suerte de conocerle en mis años de formación, siendo él obispo auxiliar de Santiago de Compostela y después Arzobispo. Serán muchos los que merecidamente hablen de su abundante trayectoria vital, de sus estudios, de su impresionante currículo, de sus méritos y de su figura siempre cordial y fraterna. Pero yo quisiera destacar aquello que más me ha ayudado e impresionado: su amor fiel y entusiasta a Jesucristo, su audacia y valentía para anunciar la verdad de Jesucristo en cualquier lugar y en cualquier momento. Ha ido demostrando que es un ejemplo vivo de entrega generosa a Cristo y a su ministerio episcopal, en la fidelidad al trabajo de cada día, y en el optimismo de una firme esperanza en Dios y en la Iglesia. He ido percibiendo en él que es un hombre de fe y de una gran confianza en el Señor, especialmente en los momentos difíciles y que está entregando su vida a la Iglesia desde un gran amor por ella. Su preocupación y desvelo por transmitir el Evangelio, sobre todo a los jóvenes y a las familias, son una constante en su vida y un estímulo para todos nosotros.
-
Al celebrar las colectividades gallegas de Madrid este homenaje, queremos manifestar nuestro afecto y adhesión a quien nos preside en nombre del Señor. Y queremos que sepa, Sr. Cardenal, que cuenta con nuestra amistad y oración. Gracias por estos 50 años de sacerdote. ¡Muchas felicidades! Y que Dios le siga dando muchos años de vida para poder contar con el don de su testimonio y de su entrega sin reservas.
Enviado por el P. Andrés Ramos

No hay comentarios: