domingo, 1 de noviembre de 2009

Enrique Beotas entrevista a Juan Ramón Quintás


La duda es el elemento clave que diferencia al hombre sabio del necio. Se lo escuché a Julián Marías siendo yo un joven e inexperto periodista que comenzaba, allá por 1974, afinando sus rudimentarios trebejos para la entrevista. Hoy, treinta y cuatro años más tarde, revivo el privilegio de sentarme junto a uno de esos personajes que convierten mi profesión en una permanente oportunidad: uno de los grandes de la contemporaneidad.

Juan Ramón Quintás es catedrático, economista, matemático,  político, historiador, filósofo, humanista, gestor, dirigente, lector impenitente, hijo, padre y abuelo… Es un gallego universal, referente para los grandes y referencia para todos.

En mi punto de mira este hombre asequible, llano y apacible, poco dado a la figuración. Quintás es maestro en el arte de escuchar y tratar. Me recibe, como buen anfitrión, en la imponente sala de reuniones donde preside las Cajas de Ahorro. Pasamos por una bellísima estancia decorada con vidrios gallegos que representan el mar soñado… Una obra espectacular de la artista Julia Ares, en la que reproduce, con arena de la playa del Orzan y mucho talento, las sensaciones de la riqueza atlántica.

Anoto los rasgos de este coruñés, gran reserva del 43: Contundente aspecto, frente noble, ojos azules de mar gallego, interesadamente escépticos, profundos, escrutadores de la intrahistoria. Ojos que han visto todo lo que el ser humano puede observar desde su biología. Nuestra primera aproximación se produce frente a la mesa donde no pocas veces se decide aquello que debe pasar a la historia como algo que jamás se ha decidido… Su sonrisa es permanente y plácida, con ella enmarca la sutil teoría de la discreción:

“El silencio es más valioso cuanta menos gente se dé cuenta de él...”.

Me han contado que una parte de su cerebro la ocupa, letra a letra, su biblioteca privada. Un prodigio de catorce mil volúmenes que son la envidia de coleccionistas, investigadores, estudiosos y eruditos. Todo en su amueblada cabeza, desde los tratados de estrategia militar a los textos de teoría económica pasando por la narración de los episodios de la humanidad… Va a tener razón Jose Luis Pego cuando me lo señala como ejemplo de estratega…

Segunda aproximación: ¿Quién es Quintás…?

-Buena pregunta… Soy alguien que ha ido madurando a lo largo del tiempo.

-¿Convendría con Napoleón en que al enemigo no se le ataca ni por la vanguardia ni por la retaguardia, sino por los flancos...?

-Reconozco la teoría: Al correr vanguardia y retaguardia a defender el centro, crean entre ellos su propio caos… Pero todavía hay una estrategia mejor. La diseñó hace más de tres mil doscientos años Sun Tzu, el primer autor serio de un libro de estrategia militar. Sostiene que la mejor estrategia es la de que el enemigo se rinda antes de iniciar el combate. Hay que establecer los recursos de tal forma que no haya que combatir, que se gane la batalla sin necesidad de cruzar las armas.

Quintás ha leído a Polibio y seguramente ha grabado en sus genes la astucia del sagaz Aníbal. De él aprendió que para vencer en la batalla, el mejor aliado no es otro que la espesa niebla… Bonita forma de entender la física un gallego sabio que demuestra destreza con la fuerza del silencio. Cuando se sienta con todos los presidentes de las Cajas de Ahorros de España que lo elijen cada cuatro años por unanimidad, seguramente piense como Aníbal en el Lago Trasimeno y, decidido a derrotar a los Cayo Flaminio Naponte que el mundo de la economía pone en su camino, contraponga la niebla de la sabiduría al fragor de la despiadada competencia interna…

“Sostiene Pirandello que los hombres, como la fruta en Sicilia, pueden madurar de dos formas: o por el transcurso del tiempo o por los golpes que reciben de las varas de los campesinos… Eso ocurre con el perfeccionamiento de la prudencia: los golpes que te da la vida sirven para perfeccionarla”.

Fue Cunqueiro quien inició a Juan Quintás en la lectura. Cunqueiro y Quintás, ¡menuda pareja…! De haber sido ingleses, se habrían aupado con el Premio Nobel dando, cada uno, nombre a un par de marcas de whisky. Cunqueiro identificó a este hombre sagaz, culto, exquisito, con cierto toque socarrón...

“La duda es lo que hace posible la felicidad. La certeza hace la vida demasiado rutinaria”.

-¿Y cuando sus colaboradores se instalan en la duda?

-Rabindranath Tagore, poeta al que admiro, dice: “Quien deja fuera al error, seguro que también dejará fuera a la verdad”. Si se quieren resultados hay que tener la certeza de que uno se puede equivocar.

-¿Qué es la duda?

-Algo creativo. La certeza es al hombre lo que las orejeras a las mulas. Si dudas y miras con gran angular, parecerás más lento pero… seleccionarás mejor tu objetivo y descubrirás otros más que merecerán tu esfuerzo…

Fue maestro en el ajedrez, pero dejó de jugar al ajedrez… Fue fumador, y dejó de fumar... Ambas cuestiones las decidió para demostrarse que cualquier práctica compulsiva quedaría desterrada de su vida… Sin duda, uno de los secretos para consolidar su estoicismo y liderazgo…

“No exagere, Beotas, eso de líder va algo sobrado… Lo que soy es un gran amante de la libertad”.

-¿Quién le enseñó a ser libre?

-Mi padre. Me dijo que desde los diez años nadie debía tomar una decisión por mí… Lo hizo así conmigo y yo he intentado hacerlo igual con mis hijos.

-¿Lo qué no se le olvidó decirles?

-Que lo más importante en la vida es la libertad, pero que hay que saber afrontar sus consecuencias.

-¿Le aguantan que maleduque a los nietos?

-Cada edad tiene sus exigencias. Maleducarlos es uno de los privilegios que tiene el ser abuelo.

-¿Un periodista debe llamar de “tú” al Presidente de la CECA?

-Dos buenos gallegos que comparten valores, mesa y mantel están obligados a la confianza…

-Es que yo tengo mis ahorros en una Caja y… no sé… no sé…

-Y yo me leo todas sus entrevistas los sábados en El Correo…

-¿Lo intentamos…?

-Lo ponemos en práctica…

-Así que… eres todo un liberal.

-En la mayoría de las universidades españolas tenemos un lema latino que dice: Perfundet Omnia Luce, es decir, lo inunda todo con su luz…

-¿Con la luz de haber sido uno de los catedráticos más jóvenes…?

-En la medalla de catedrático de universidad figura el dios Apolo bajo la representación del Sol, pero no se especifica qué es lo que inunda…

-¿Todavía no lo has desvelado?

-En la universidad suponemos que son la inteligencia y el conocimiento...

-¿Con qué nos quedamos entonces…?

-Con que la libertad es lo que hace a las sociedades dignas. La inteligencia y el conocimiento las perfecciona, pero lo que confiere el último sentido a la dignidad es la libertad…

-Por cierto: ¿Adam Smith tuvo alma…?

-¡Pero si era un hombre muy religioso...! ¿Por qué crees que no tenía alma?

-Era hombre de mitos y no de ritos...

-Rompió con los mitos preexistentes e intentó encontrar las razones verdaderas a los comportamientos humanos.

-¿Y si quien maneja las tijeras del liberalismo se vuelve loco?

-Entre los siglos XIX y XX, en la primera globalización, las cosas no se hicieron adecuadamente. Lo pagamos duro: una gran depresión y dos guerras mundiales. Ahora estamos de nuevo en otra fase de globalización… esperemos que sepamos poner las restricciones éticas a las fuerzas del mercado para no tener que pagar ese precio.

-Creo que me voy a deprimir…

-No hay por qué. Existe una enorme dosis de verdad en los principios liberales, pero no se puede caer en el ultraliberalismo. Es necesario tener muy presente el otro gran elemento: el de los principios éticos.

-¿Aparcamos a Maquiavelo?

-Para nada, explicó en muy pocas páginas lo que podía caracterizar a un príncipe del Renacimiento…

-Habría que encontrar a ese Príncipe…

-Para mí se identifica con Fernando de Castilla.

-¿Le hiciste alguna vez caso…?

-¿A quien…?

-A Maquiavelo, por supuesto…

-Él atiende a un solo objetivo: el Estado de la eficacia. Expresa con particular inteligencia cómo se gobernaba entonces y cómo, quizás, esa sea la forma más eficaz de gobernar…

-¿Encontraremos una forma de hacerlo mejor…?

-En el último término Maquiavelo dice que los escrúpulos son un inconveniente para el éxito, pero, a mi juicio, el fin nunca debe justificar los medios. Es preciso que existan restricciones éticas que acoten el terreno reservado a la eficacia.

-¿Cómo te mueves por el tablero de la vida…?

-Le preguntaron en una ocasión a alguien qué pieza del ajedrez quería ser… La pregunta se hacía pensando en que pediría Reina o Rey… El paisano contestó: “Quiero ser la mano que mueve las piezas…”.

-¿El triunfo del gestor?

-La mejor definición de la economía está en maximizar los resultados con recursos limitados.

-Ganar: ¿cuestión de suerte o de experiencia…?

-Saber si aciertas no lo garantiza ni la experiencia intelectual ni la suerte.

-La economía…

-Me encanta, aunque lo que echo en falta es estudiar un poco más la historia…

-¿Ideólogo o ejecutor?

-Hace tiempo descubrí una especie de maridaje íntimo entre la concepción intelectual, su representación en el mundo y el actuar de acuerdo con esa concepción.

Hemos dado buena cuenta a una excepcional ensalada de frutos del mar y a una carne de punto excelente. Comenzamos el tercer round. Noto a Quintás tan afirmado en sus posiciones que voy hacia su corazón, hacia sus sentimientos…

“Lloro cuando soy incapaz de comprender la injusticia de un hecho inevitable...”.

-¿Tuviste tiempo para el amor?

-Soy un hombre feliz, y la felicidad nunca se alcanza sin el amor.

-Encontraste a la mujer de tu vida…

-Lo mejor de todo es que fue muy pronto…

-¿Crianza o gran reserva?

-Si se puede elegir: gran reserva.

-Ahora ella es gran reserva, ¿qué piensas de cuando era crianza?

-Con los años no solamente va cambiando lo que nos rodea, sino que también cambiamos nosotros mismos. Quien no acepta este principio jamás será feliz. La clave reside en vivir siguiendo el flujo de la vida…

-¿Quién te ató a la mayor para resistir los cantos de sirena?

-Permíteme un rasgo de vanidad: no he necesitado nunca que me ataran, tengo un notable autocontrol.

-¿Neoplatónico?

-Mi educación me ha llevado a no tener el coraje de adentrarme en los territorios seductores de los epicúreos pero, no creas… los comprendo perfectamente, aunque yo no les llamaría licenciosos sino egoístas.

-¿Autocomplacencia en el triunfo…?

-Lo importante no está en el destino final, sino en la propia búsqueda del objetivo.

-¿La política es una mujer poco recomendable?

-El mundo sería diferente y mejor si todos pensaran que una parte de su vida deberían dedicarla a la cosa pública.

-¿Cómo entraste en ella?

-Tomé la decisión de entrar como diputado en seis horas.

-¿Repetirías?

-El tiempo en ese viaje es algo de un coste extremo… No debemos derrochar los recursos que la vida nos concede.

-Siempre has estado al servicio de Galicia…

-Es nuestra gran madre…

-Hablo de política…

-¿Te refieres a la época en que se construyó su estatuto…?

-Me interesa cómo fue aquello.

-El estatuto de autonomía gallego estaba por aquel entonces muy condicionado por el pacto de Estado suscrito entre UCD y PSOE. Como economista comprendí que aquello degradaba las oportunidades económicas de los gallegos y de Galicia. Informé al partido que en ese momento yo no votaba el estatuto y que entregaba el acta de diputado y mi carné.

-¿Te aceptaron el órdago...?

-Primero intentaron que los ministros de Economía y de Hacienda me convencieran de que no tendría esas consecuencias…

-¿Y…?

-Les dije que en cuestiones de economía podía hablar con la suficiente solvencia como para estar seguro de lo que estaba diciendo…

-¡Menuda conmoción…!

-Cuando en la UCD consideraban que había un problema irresoluble, intervenía personalmente Adolfo Suárez. Estuve con él cuatro horas y me ofreció discutirlo con Fernando Abril Martorell, eso sí, comprometiéndose a asumir todo lo que acordáramos.

-¿Te dejaste seducir por Suárez?

-Acepté su propuesta, pues siempre admiré al difunto Fernando Abril, quien hizo algo único en política: cumplir más allá de su compromiso... Modificó catorce de las veinticuatro cuestiones que había planteado…

-¿La cuestión esencial?

-La Constitución reconocía tres nacionalidades históricas. A la hora del desarrollo de los estatutos el nivel bajaba sensiblemente con Andalucía. Los socialistas plantearon inteligentemente que, si bajaban las condiciones de Andalucía, habría que bajar también las de Galicia. Yo, durante la campaña, había estado defendiendo justo lo contrario…

-¿Y la disciplina de partido…?

-La había aceptado conforme a lo que contemplaba el programa. En él se definía a Galicia como autonomía histórica por lo que no estaba faltando a mi compromiso con UCD.

-Incuestionable argumento…

-Abril Martorell me contestó que, mientras estuviera votando con la UCD, el partido aplicaría lo que habíamos pactado y añadió: “En el momento en que abandones, volveremos al pacto con el PSOE”

-¿La decisión?

-Me debatía entre lo más cómodo para mí, marcharme a casa… y en que había catorce cosas que se podían conseguir para Galicia y para toda España… Estuve una noche entera votando hasta que, a la una de la madrugada, llegó lo que no podía aceptar…

-Te tildaron de comunista...

-Pues sí. Pío Cabanillas siempre me decía: “Juan, tú estás muy mal dotado para la política porque tienes mucha facilidad para decir que no” Yo le replicaba: “Ni pierdo ni gano…”.

-¿Cómo acabó todo?

-Me reintegré en UCD una vez garantizado el tratamiento constitucional para Galicia. Y, más tarde, regresé a mi cátedra. En silencio.

-¿Qué es Galicia en tu vida…?

-Voy todos los fines de semana. Me pasa lo de Anteo, el hijo de la diosa Tierra. Cuando la Tierra entraba en contacto con su hijo le transmitía la fuerza que lo hacía invencible. Tengo el mismo problema que Anteo: cuando pasa mucho tiempo sin volver a mi tierra se me descargan las pilas.

-¿Qué te ha dado la CECA?

-La oportunidad de trabajar en un banco mayorista que, a nivel de mercado financiero internacional, es uno de los tres grandes operadores. Me ha dado también la oportunidad de presidir el Consejo más cualificado que hay en España. El vicepresidente primero es el presidente de La Caixa, Fainé; y el vicepresidente segundo, el de Caja Madrid, Miguel Blesa…

-¿Pensaste en los pecados capitales?

-Son la sal de la vida.

-¿Tu conclusión…?

-Que en la moderación está la virtud.

-¿Y los pecados capitales de tus colaboradores…?

-Si no se especializan en ninguno de ellos…

-¿Qué tal tus enemigos?

-Rindo honor a su amabilidad: no los he detectado.

-¿Y tus amigos…?

-Tengo bastantes. La amistad es un reconocimiento y un sentimiento de afecto que no necesita manifestarse cotidianamente.

-¿Dónde sitúas a los indiferentes?

-En el lugar donde ni les molesto ni causan perturbaciones.

-¿El financiero tiene tiempo para la compasión?

-Conozco financieros sin compasión ni piedad y conozco financieros próximos a la calificación de santo varón.

La conversación concluye. Cuatro apasionantes y enjundiosas horas con el hombre instalado en la coherencia, con el gallego comprometido con su tierra, con el docente entregado al conocimiento. Juan Quintás es amor a Galicia, sentido integral de quien jamás dio un paso por encima de la delgada línea del compromiso con la verticalidad. Ejemplo vivo de quien no confunde la prudencia con la debilidad. Esencia y ejemplo de a galeguidade.

Enrique Beotas

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